Europa Y Cuba: El Precio Del Diálogo Sin Consecuencias

MARÍA TERESA CAMINERO, Secretaria de Relaciones Exteriores
Cuando la Unión Europea firmó en 2016 su primer acuerdo bilateral con la dictadura comunista de Cuba muy pocos analistas internacionales pronosticaron resultados positivos.
Mas bien lo interpretaron como una propuesta exitosa del ala socialista europea que le daria oxigenación al régimen estalinista cubano a expensas de los legítimos intereses del secuestrado pueblo cubano.
Se prometía una era de diálogo, cooperación y transformación, por el cual algunos ilusos aspiraron a que se lograra una mejoría en cuanto a los derechos humanos y otras cuestiones fundamentales que formaban parte del Acuerdo.
Hoy, casi una década después, el balance es desolador: ni hay apertura democrática, ni mejora en los derechos humanos, ni avance real en la relación con una sociedad civil que continúa secuestrada por un régimen totalitario y represivo, donde se violan los derechos civiles, existe un abusivo régimen carcelario y se cometen crímenes de lesa humanidad.
El Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC) ha servido más como instrumento de legitimación internacional para el castrismo que como palanca de cambio.
Mientras la Unión Europea financiaba proyectos de desarrollo, el aparato represivo se fortalecía.
Mientras se celebraban reuniones sobre “buen gobierno”, cientos de cubanos eran condenados a prisión por protestar pacíficamente, pidiendo democracia, libertad y cambio.
Europa hablaba de cooperación, pero la dictadura solo aceptaba la cooperación que no la hiciera cambiar.
¿Dónde quedó la cláusula democrática?
¿Dónde están las consecuencias por incumplimiento?
¿Cómo justificar que se sigan desembolsando millones de euros a un estado fallido que está catalogado como narco-terrorista y que niega las libertades básicas?
Europa debe recuperar el sentido moral de su política exterior.
El diálogo sin condiciones es sumisión. Y la cooperación sin libertad solo prolonga el sufrimiento de un pueblo que ya ha esperado demasiado.
El pueblo de Cuba necesita apoyo, sí, pero no a base de colaboración y complicidad con la tiranía que lo oprime.
Es evidente que este Acuerdo sólo ha servido para beneficiar, oxigenar y tratar de legitimizar un régimen criminal, violador y corrupto, un muro de contención a las aspiraciones de libertad, democracia y el derecho a los derechos del pueblo cubano.
A nombre del secuestrado pueblo de Cuba el Congreso Nacional Cubano tendrá como una de sus agendas y tareas la de realizar gestiones diplomáticas y cabildear por la cancelación de este Acuerdo, lesivo a los mejores intereses de la cubanía.